Los latinoamericanos que huyen de la violencia se enfrentan a restricciones de movimiento, explotación y obstáculos acceder al asilo, según un nuevo informe.
El informe, realizado por el Consejo Danés para Refugiados (DRC), el Consejo Noruego para Refugiados (NRC) y otros socios a través de la iniciativa ProLAC, se basa en una encuesta a 3,611 hogares en nueve países. Revela que el conflicto y la violencia en América Latina están obligando a miles de personas a huir de sus hogares, mientras que los grupos armados y criminales siguen restringiendo sus movimientos y aprovechándose de su vulnerabilidad.
Los refugiados se enfrentan a obstáculos para obtener asilo y corren el riesgo de ser deportados, soportando abusos como la extorsión y la violencia de género. La discriminación y la xenofobia complican su búsqueda de seguridad y el acceso a derechos y servicios.
1. Los conflictos y la violencia siguen obligando a las personas a huir de sus hogares y restringiendo su libertad de movimiento
Una de cada 5 personas que viven en zonas de conflicto y otras situaciones de violencia nos dijeron que se habían visto obligadas a huir de sus hogares. Desde enero de 2025, más de 56,000 personas se han desplazado en la región colombiana del Catatumbo debido a la intensificación de la violencia. Durante este periodo también se produjeron desplazamientos forzosos en otros países latinoamericanos, como Guatemala, Honduras, México y Ecuador.
Las principales razones para huir son las amenazas y la intimidación, la presencia de grupos armados, la inseguridad y la violencia generalizada, y el miedo a la persecución.
Al mismo tiempo, casi un tercio de los afectados por el conflicto y la violencia nos dijeron que su libertad de movimiento había sido restringida. Dichas restricciones están vinculadas al control territorial por parte de diferentes actores, incluidos grupos armados no estatales, grupos delictivos e incluso fuerzas estatales.
2. Las opciones de asilo son limitadas para los refugiados y migrantes que huyen de su país de origen
Cuando los refugiados y migrantes huyen de su país de origen en busca de seguridad, a menudo no tienen más remedio que cruzar la frontera por rutas irregulares, a veces incluso escondiéndose de las autoridades. Esto se debe a que muchos Estados de América Latina restringen el acceso a su territorio, impidiendo que las personas que huyen del peligro o la persecución entren y permanezcan seguras.
La protección internacional significa dar a las personas desplazadas un lugar seguro donde vivir, donde puedan disfrutar de sus derechos básicos, vivir libre y, eventualmente, superar su situación de vulnerabilidad. Según el derecho internacional, los Estados tienen prohibido devolver a los refugiados, solicitantes de asilo o migrantes a un lugar donde se enfrenten a graves amenazas para su vida o su libertad.
Sin embargo, varios países de la región siguen limitando el acceso al asilo y deportando a refugiados y migrantes sin el debido proceso. Esto es especialmente preocupante, ya que 1 de cada 4 personas con las que hablamos afirmó que su vida correría peligro si regresaran a su lugar de origen.
3. La falta de información impide que la gente solicite asilo
Muchos refugiados y migrantes no solicitan asilo porque no saben que pueden optar a la protección internacional o no entienden cómo desenvolverse en este complejo proceso. Es sorprendente que la mitad de las personas que no habían solicitado asilo con las cuales conversamos no sabían qué significaba ni dónde encontrar información al respecto.
Existen otros obstáculos importantes. Los sistemas de asilo suelen ser deficientes y estar desbordados, con procesos largos y muy burocráticos. Los requisitos para solicitar asilo pueden ser casi imposibles de cumplir para algunas personas (por ejemplo, estar en posesión de un pasaporte o documento de identidad válidos, o presentar una solicitud de asilo en un plazo breve).
Si los solicitantes de asilo logran presentar una solicitud, a menudo se enfrentan a restricciones mientras esta es evaluada, como la prohibición de trabajar.
4. Los refugiados y migrantes están expuestos a abusos, como extorsión y secuestro
Sin la oportunidad de entrar en un país de forma segura, los refugiados y migrantes se ven obligados a tomar rutas irregulares, que a menudo son increíblemente peligrosas y a veces facilitadas por traficantes de personas. Esto los expone a un gran riesgo de sufrir abusos y explotación.
La mitad de las familias con las que hablamos habían sufrido abusos durante su viaje. La extorsión es especialmente preocupante en Perú, Guatemala y México. Entre las familias que denunciaron abusos en México, el 40 por ciento nos dijo que habían sido objeto de secuestro.
Además, una cuarta parte de las familias informó que habían sido víctimas de robos y de la confiscación o destrucción de sus bienes, incluidos sus teléfonos. Estos incidentes suelen producirse junto con otros abusos, como el secuestro y la violencia de género, siendo las mujeres y las niñas las más afectadas.
5. Los refugiados y migrantes sufren discriminación y xenofobia al llegar a su destino
Cuatro de cada 10 refugiados y migrantes entrevistados habían sufrido discriminación, xenofobia o estigmatización, sobre todo por parte de las comunidades locales. El problema es especialmente grave en Perú, donde 6 de cada 10 sufren estos problemas. Esto les dificulta el acceso a servicios públicos como la educación, la salud, el empleo y la vivienda.
Una cuarta parte de los refugiados y migrantes con los que hablamos se habían desplazado antes a un país distinto del que vivían en ese momento. De ellos, la mitad había salido de nuevo debido a la discriminación. En otras palabras, estas personas tuvieron que abandonar el nuevo país en el que intentaban establecerse debido a la discriminación, en busca de seguridad y mejores oportunidades en otro lugar.
6. Las mujeres y las niñas se enfrentan a la violencia de género antes, durante y después de su viaje
Las mujeres y las niñas se enfrentan a menudo a la violencia debido a su género, especialmente en zonas de conflicto. Sorprendentemente, 1 de cada 5 mujeres y niñas en contextos afectados por conflictos y violencia sufre violencia de género, mientras que 1 de cada 10 la sufre durante su viaje o en los países de destino.
Las familias monoparentales encabezadas por mujeres son especialmente vulnerables a la violencia de género. La violencia contra las mujeres es más frecuente en Colombia y Ecuador.
Para las mujeres y niñas que sufren violencia de género durante su viaje, los principales perpetradores son miembros de grupos delictivos organizados, miembros de grupos armados no estatales y traficantes de personas, así como autoridades como la policía. Las mujeres secuestradas durante su viaje tienen más probabilidades de sufrir también violencia sexual, sobre todo en México.
7. Los gobiernos pueden hacerlo mejor
Enfrentar estos retos requiere voluntad política, compromiso y un esfuerzo coordinado de todos los implicados. Los gobiernos, las organizaciones de la sociedad civil y los donantes deben tomar medidas inmediatas para abordar la crítica situación de las personas obligadas a huir en América Latina.
Proporcionar un acceso seguro al asilo, proteger a los desplazados de los peligros de los que han huido y garantizar el respeto de sus derechos son pasos esenciales para ayudarles a reconstruir sus vidas.